Una cápsula de elegancia
- Inés Bravo Abellán
- 23 abr 2018
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 10 ago 2018
Esta vez toca introducirse en una cápsula del tiempo protagonizada por un muchacho que a la edad de 16 años se propuso convertirse en fabricante de baúles en el París de la primera mitad del siglo XIX.

Baúles que utilizarían ni más ni menos personajes como el zar Nicholas II de Rusia y el rey Alfonso XIII, que fueron capaces de proteger cualquier tipo de objeto por frágil que fuera y de transportarlo de forma cómoda y ligera adaptándose a los medios de transporte de la época.
Y os preguntaréis ¿Quién fue ese muchacho?, pues bien, fue y es el fundador de una de las maison de marroquinería de lujo especializada en artículos de viaje más famosa a nivel mundial, Louis Vuitton.

Vuitton fue un pionero que aceptó el reto de adaptarse a las nuevas tecnologías que daban lugar a otros tipos de necesidades, por ello elaboró creaciones únicas para cada medio de transporte.
Para el barco realizó un baúl-armario, que permitía transportar un guardarropas completo en su interior. Además, esto se complementaba con la llamada “Steamer Bag”, la primera bolsa de viaje plegable de Vuitton, que podía guardarse en el baúl-armario y que permitía que pudiera deslizarse debajo de la cama de un camarote.

En el caso del tren creó diversas maletas expansibles capaces de adaptarse al tamaño de los compartimentos. También cabe decir que Vuitton fue el pionero en la colocación de ruedas a los baúles, lo que terminaría convirtiéndose en las maletas de hoy en día.

Con la llegada de los viajes en avión, el peso de los objetos pasó a ser un tema crucial, y hubo una demanda de piezas ligeras. En respuesta a esto, Vuitton creó “Aviette” de apenas 35 Kg de peso. Además, la firma francesa no crea baúles que no puedan ser levantados entre dos personas, algo que para la época fue de gran utilidad.



Por último, los viajes en automóvil comenzaron a popularizarse, y obviamente eran mucho más duraderos que los actuales. Puesto que no existían grúas ni nada por el estilo que pudiesen “salvar” a los viajeros de averías o percances, Vuitton realizó una especie de baúles circulares en los que se introducían ruedas de repuesto y herramientas. Con el paso del tiempo y la expansión del uso de sombreros por parte de las mujeres, pasaron a convertirse en las cajas para guardar sombreros que conocemos actualmente. También crearía el baúl-automóvil forrado con la llamada “Vuittonita”: una lona impermeable que protegía el baúl de las adversidades climatológicas.

Además, creó objetos “nómadas” que permitían "llevar la casa a cuestas", como la “cama- maletero”, que consiste en una maleta que alberga en su interior una cama plegada.



Por último, las salas que finalizan la exposición, están dedicadas a creaciones únicas y personalizadas. Una de las piezas que más me gustaron fue un abanico de mano solidario, que se vendería en una subasta. Diseñado en colaboración con Rossy de Palma y llamado “El ojo de la conciencia” es una especie de metáfora en la que la cerradura que hay en el centro del “ojo” que forma el abanico, puede abrir tu mente si consigues abrirla.

Otras piezas curiosas fueron el baúl bar en lona Monogram (estampado característico de la firma) pedido especial para la Fundación Mahou San Miguel, un balón de fútbol también en lona Monogram, un skate, una mochila “almohada” en lana, o una mochila Umbrella que lleva en su parte trasera enganchado un paraguas para que no tengas que llevarlo en la mano.

En definitiva, una exposición curiosa y elegante que no deberíamos perder la oportunidad de ver.

DATOS DE INTERÉS:
Cuándo: Hasta el 17 de Mayo
Metro: Banco de España (L2)
Horario de apertura: Lunes de 12.00 a 16.00 horas. De martes a domingos de 10 a 19 horas. Sábados de 10 a 21 horas.
Entrada libre, puedes adquirirla aquí
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